lunes, 31 de octubre de 2011

París revolucionado: Mayo del 68

Esta será nuestra última aproximación a la ciudad de París. Un último enfoque muy especial, y que a día de hoy puede resultar de mucho interés (o no). Un nuevo viaje a la capital francesa, que de nuevo se traza en paralelo al desarrollo de la cultura parisina, pero que en este caso se imbrica con otras categorías: La historia, la sociedad, el pensamiento, la política... el ser humano, en uno de los procesos del último siglo que más han influído hasta la actualidad.

Noviembre de 2011, España, la situación de crisis sigue latente: precariedad, inseguridad, paro enquistado y congénito acuciado por los privilegios de unos pocos, injusticia social y política, frustración... Son características que la sociedad del momento reconoce en su propio devenir. A través de la prensa, televisión o en persona, todos hemos vivido este año un gran movimiento reivindicativo ciudadano, que ha reconciliado a la juventud con su propia rebeldía e inconformismo. Muchos jóvenes nos hemos cansado a escuchar: "La juventud de hoy en día no sabe lo que hace", "Los jóvenes no se preocupan de su futuro"... y sí, es cierto, la mayoría de la juventud hemos dormido aletargados durante mucho tiempo. Movimientos globales de protesta como 15M, han hecho que gran parte de la población exprese su parecer, se sienta de nuevo protagonista y actor de su propia vida, sin resignarse o evadirse desde una postura ausente o secundaria. Esta disconformidad latente en los jóvenes, es heredera de la lucha ejercida por las juventudes de otros tiempos, en especial de la que hoy tratamos.


¿Hay mucha diferencia?

Decir Mayo del 68 es pensar en París. Un proceso apasionante y apasionado, muy interesante desde los estudios sociales y culturales y que merece contar con un recorrido por la ciudad que engendró la revuelta estudiantil por antonomasia. Nos acercaremos a sus escenarios, que en la mayoría son ya viejos conocidos de los tour turísticos parisinos, desde otro enfoque. Para estrechar un poco el escenario, en su mayoría hablaremos de escenarios de uno de los barrios más céntricos de París: Le Quartier Latin o Barrio Latino. A orillas del Sena, desde el medievo alojó a los estudiantes de la Sorbona, la perla de más renombre de las universidades francesas. Un barrio íntimamente ligado con Montparnasse, al que desbrozábamos la semana pasada y con el que tiene que establecerse un fluído diálogo: Dejábamos Montparnasse en el horizonte de la Segunda Guerra Mundial, época de ocupación nazi y de consiguiente liberación aliada, que sin lugar a dudas afectó a la Francia resultante: Época de inseguridades y miedos, que provocaron gobiernos de trazo conservador, teñidos de un marcado caracter paternalista. La recuperación tras la guerra a través de la oficialización del capitalismo, provocó una temporal época de bonanza económica durante la década de los 50, que a finales de los 60 empezaba a desmoronarse. Un desmoronamiento no solo económico, todas las esferas empezaban a mostrar características irreconciliables: La consolidación de una cultura adolescente propia con ídolos e ideales propios, el cuestionamiento de la moral burguesa gaullista, liberación sexual, el desarrollo del nivel intelectual de las masas estudiantiles, el movimiento hippy, el antiimperialismo (Guerras de Vietnam, Indochina, Argelia...), la influencia de eminencias de la cultura existencialista o izquierdista como Jean Paul Sartre, el crecimiento del sindicalismo obrero... Inapetencia y desprecio ante la herencia que auguraban los jóvenes, de un mundo, una Francia y un París que no reconocían como suyo. Se va fraguando un movimiento, revolucionario en sus ideales pero no en sus acciones, que hoy debemos tener muy presente.

Para empezar, lo haremos fuera del efervescente centro de la capital, lo haremos a las afueras, en la Universidad de Nanterre. Actualmente es el segundo centro universitario más grande de Francia, creada en 1964 para descongestionar de alumnado a la atrayente Sorbona. La universidad surgió en un ambiente de marginalidad y chabolismo que infuyeron en el pensamiento estudiantil. Pobreza y precariedad resultante del éxodo a la metrópoli, tanto rural como colonial que contrastaba con el ambiente cultural universitario. La Facultad de Letras, fue la más proclive a la rebelión y a la respuesta: antiimperialistas, anticapitalistas, feministas, neomarxistas, troskistas, maoístas... La chispa surge el 8 de enero de 1968, cuando el Ministro de Juventud y Deporte es increpado por los estudiantes, liderados por Daniel Cohn-Bendit, conocido a partir de ese momento como Danny el Rojo y que fue uno de los rostros más visibles de la revuelta. El 22 de marzo protagoniza junto a otros estudiantes, intelectuales y profesores el primer encierro, que provocó la posterior intervención policial y el cierre de la universidad. Vemos por tanto como el germen de esta "revolución parisina" se llevó a cabo en la periferia. Hoy puede visitarse facilmente, a unos veinte minutos del centro utilizando el metro.


Grupo de estudiantes (Danny el Rojo en el centro) en la Universidad de Nanterre, entonando "La Internacional" en presencia de la policía. (Foto: AFP)

La Sorbonne es el centro estudiantil más representativo de París y toda Francia, durante mucho tiempo una de las universidades más prestigiosas del mundo occidental, donde se han forjado grandes personajes de la ciencia, el saber y la cultura desde sus orígenes, a mediados del siglo XIII. Las reivindicaciones del mayo francés se extendieron enseguida a la capital, teniendo La Sorbona como sede, centro neurálgico y símbolo. El 3 de mayo empiezan las manifestaciones y ocupaciones de la Plaza de la Sorbona, que hoy podemos visitar, y que fue el escenario de las primeras grandes represiones policiales contra los estudiantes. El cierre de la misma por las intituciones y el poder político sirvió como símbolo aglutinador de la población descontenta.


Place de la Sorbonne durante el Mayo francés. (Foto: AFP)

Las calles del Barrio Latino estan en plena combustión liberalizadora. La presión y represión policiales provocan que gran parte de la población parisina apoye las revueltas de los jóvenes, que cada vez más aumentan de número, filiación y extensión. Con el tiempo, lo que en principio era una protesta educativa y administrativa, termino por confrontar dos estilos de vida, diametramente opuestos. Sus eslóganes, iniciativas y peticiones fueron plasmadas en las calles, pintadas callejeras en paredes que reflejan a día de hoy la efervescencia ideológica y cultural de los jóvenes, y que nos evidencia lo utópico de muchas de ellas: "Nuestra esperanza sólo puede venir de los sin esperanza", "Decreto el estado de felicidad permanente", "Cambiar la vida. Transformar la sociedad", "Mis deseos son la realidad", "La imaginación toma el poder", "No puede volver a dormir tranquilo aquel que una vez abrió los ojos", "Olvídense de todo lo que han aprendido. Comiencen a soñar", "Cuanto más hago el amor, más ganas tengo de hacer la revolución. Cuanto más hago la revolución, más ganas tengo de hacer el amor", "La sociedad es una flor carnívora" o "Sean realistas: pidan lo imposible".


Grafitti del Mayo del 68 en las calles de París

Otro de los grandes puntos centrales de la protesta fue el Boulevard Saint Michel, donde la noche del 10 de mayo se lleva a cabo la llamada "Noche de las Barricadas" empezando una guerra campal en las calles, con un gran número de heridos tras una de las cargas policiales más brutales, ejempificado tras la llegada de carros blindados al día siguiente. Este céntrico hilo comunicador nos sirve a la perfección para hablar de los soportes culturales de estos jóvenes, protagonistas del movimiento. A nivel filosófico varias obras y autores fueron protagonistas: Wilhelm Reich y su manifiesto "La revolución sexual", Marcuse con "El hombre unidimensional", publicado en Francia en 1964, Vaneigem y su "Traité de savoir-vivre à l'usage des jeunes générations" de 1967, Bordieu y Passeron publicaban en 1965 "Les étudiants et leurs études" que sirvieron como aglutinante a las reivindicaciones educativas...`Pero quizás sea Jean Paul Sartre el nombre propio más característico. Sus pensamientos resumen a la perfección lo que fue este movimiento, brindando desde el principio su apoyo e influencia a los jóvenes idealistas: "No existe ninguna razón para preparar la felicidad del día de mañana al precio de la injusticia, la opresión o la miseria hoy. Lo que se requiere es un cambio inmediato".
Quizás un buen lugar para sumergirse en la lectura de estos autores sea la cercana y universitaria Bibliotèque Sainte Geneviève, construída en el siglo XIX sobre terrenos de un antiguo monasterio y el Collège Montaigu, donde se alojaron personalidades como Erasmo de Rotterdam, Calvino o Ignacio de Loyola. Lugar que invita a la investigación y el estudio en un marco incomparable.


Jean Paul Sartre junto a los estudiantes en Mayo del 68 (Foto: G.Peters/Zardoya)



Bibliotèque Sainte Geneviève

¿El alcance directo de Mayo del 68 en la política o economía francesa de 1968? quizás ninguno. Pero la repercusión que tendrá para generaciones posteriores será valiosísima. Los gobiernos, a partir de manifestaciones de este tipo empezarán a contar con el importante grupo estudiantil, unas veces complaciendo sus reivindicaciones, otras veces pasando su larga mano por el lomo del animal salvaje en letargo, otras con más recelo y otras con auténtico miedo. La juventud de generaciones posteriores pareció olvidar hechos como estos, y por eso, un paseo por el París del 68 puede remediar este error.

Acabaremos con música, dos muestras de los temas más paradigmáticos para esos revolucionarios y utópicos jóvenes. En primer lugar, el que se convirtió en himno de los insurrectos: Jacques Lanzmann y "Il est cinq heures Paris s'éveille"


La Marsellesa, el viejo himno revolucionario francés de 1789, será reutilizado por los estudiantes, que volverán a darle su sentido primigenio, siendo junto a La Internacional de los más escuchados. Esta versión de la Marsellesa esta presente en el biopic sobre  Edith Piaf ("La vie en rose", 2007, Olivier Dahan), que aunque no podemos encuadrarla como revolucionaria, sigue siendo la punta del iceberg de la canción francesa de manera internacional en nuestros días.



Finalmente, recomendar a todos los lectores el visionado de la película "Soñadores" de Bernardo Bertolucci (2003), una cinta que nos introduce perfectamente en la vorágine intelectual, reivindicativa, revolucionaria e idealista de la juventud estudiantil parisina, una juventud, a la que la actual debe seguir acercándose.



SEAMOS REALISTAS: PIDAMOS LO IMPOSIBLE!

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