Montmartre... inspiración, creación, intercambio, expresión... tradicionalmente, los artistas han llegado a este barrio en busca de estos condicionantes para desarrollar su arte...
En las primeras décadas del siglo XX se concentraron en París un gran grupo de artistas, de todos los campos y todas las corrientes: Postimpresionistas, modernistas, simbolistas, fauvistas, dadaístas, cubistas, futuristas, expresionistas, surrealistas... Gauguin, Cézanne, Satie, Munch, Apollinaire, Picasso, Matisse, Modigliani, Derain, Braque, Gris, Duchamp, Ravel, De Chirico, Eluard, Archipenko, Miró, Man Ray, Dalí... Pintura, poesía, escultura, música... y orígenes muy distintos pero el mismo objetivo: La búsqueda artística en el París de Montmartre.
En todo viaje a París se ha visitado Montmartre, una visita que seguramente ha girado en los hitos más reconocibles, y que sin duda merece la pena visitar: La Plaza de los pintores Place du Tertre, La Basílica de Sacré-Cœur y Le Moulin Rouge. Visitar estos puntos es fundamental, pero si queremos hacernos una imagen mucho más completa de ese París bohemio y descastado de los artistas de principios del siglo XX, tenemos que adentrarnos más de lleno en el barrio, y mirar hacia nuestro alrededor...
Empieza nuestro recorrido por Place des Abbesses, a la que llegamos a través del Métro, primer elemento a tener en cuenta. Además de ser la forma más rápida para moverse por la mastodóntica capital, el metro nos sirve como aglutinante, al ser inaugurado en 1900, el despertar de un nuevo siglo y en el ambiente de la Exposición Universal, que si bien no llegó a Montmartre, influyó en el desarrollo y la vida parisina. Esta parada es una de las pocas realizaciones modernistas que realizó Pierre Guimard en metal y con decoración abstracto-floral.
Estación de Metro Abbesses obra de Guimard
Place du Tertre, la turística, guarda infinidad de información sobre este París vanguardista. En una esquina de la plaza con Rue Cortot se alojó el pintor Émile Bernard, alumno de Toulouse-Lautrec y de Gauguin. También vivió en esta plaza la artista Suzanne Valadon, modelo, conocida de Renoir y Toulouse-Lautrec y madre del también pintor Maurice Utrillo, que pintó un cuadro evocando la plaza en 1909-1910. En esta plaza también vivió el genial compositor Erik Satie, colaborador en infinidad de procesos artísticos completos de vanguardia, que englobaban pintura, música, baile...
La "Place du Tertre" según Utrillo en 1909-1910 (Tate Modern, Londres)
Pero hay otra plaza en Montmartre que merece atención. Place Émile-Goudeau, ni más ni menos que el lugar donde se estableció una de las "sedes" de esta renovación artística: Le Bateau-Lavoir. Casa de alquiler por habitaciones que paulatinamente se fue llenando de estos renovadores pintores, aunando la vida pobre y en ocasiones miserable, con la libertad y la inmersión en un ambiente artístico total. Picasso llegó en 1904, y allí es donde pintó sus archiconocidas Señoritas de Aviñón, inicio del cubismo en 1907. Más adelante llegó el también español Juan Gris, el francés George Braque, el rumano Brancusi o el italiano Modigliani, entre otros muchos. Se crea el trinomio Picasso/Gris/Braque, la piedra angular de la vanguardia cubista. Compartían experiencias, proyectos y problemas en las sucias habitaciones de Bateau-Lavoir: Sin electricidad, ni gas y con un único lavabo para todos los artísticos inquilinos. Un lugar mítico para el mundo del arte, que fue destruído en 1970 por un incendio, reconstruído por Claude Charpentier, sirviendo en la actualidad como residencia para artistas extranjeros.
Picasso en su estudio en Bateau Lavoir en 1908 junto a "Las Señoritas de Aviñón", obra que pintó en ese mismo estudio un año antes (MOMA New York)
Sí seguimos nuestra visita por Rue Lepic encontraremos una calle inmersa también en este mundillo: en el número 54 vivieron Vincent Van Gogh y su hermano Théo. También encontramos Le Moulin de la Gallete, un molino de viento del siglo XVII que fue reutilizado a finales del XIX como Salón de Bailes y Fiestas de las clases populares, a donde acudían los artistas afincados en Montmartre. El impresionista Renoir es el que dejó la imagen más popular de este lugar, pero Toulouse-Lautrec y Picasso también lo inmortalizaron.
"Le Moulin de la Gallete" de Picasso en 1900 (Museo Guggenheim)
El mítico Moulin de la Gallete esta cerrado al público, no pudiendo acceder a uno de los escenarios de ocio y diversión que Montmartre ofertaba a la vanguardia artística del momento. En cambio, sí podemos respirar la atmosfera de la época en Cabaret Lapin Agile, el cabaret más antiguo de París y que sigue conservando los espectáculos y la música de la época dorada, cuando los visitantes eran personajes de la talla de Apollinaire, Utrillo, Max Jacob y el siempre presente Picasso.
Para conseguir una mejor ambientación podemos escuchar Au Lapin Agile: Le doyen des cabarets de Montmartre, proyecto a la venta desde este año, que reune en cuatro discos infinidad de canciones pícaras, alegres y desenfadadas.
Imagen de una velada nocturna del Cabaret Lapin Agile. Podemos ver a Père Frédè, director del cabaret, tocando la guitarra.
Interesante paseo por uno de los barrios de la cultura más importantes de la capital francesa que podemos completar con la visita al Cementerio de Montmartre, agradable templo improvisado hacia la cultura mundial, pues entre sus muros descansan celebridades de la talla de Émile Zola (descansaba, pues fue trasladado al Panteón), el bailarín ruso Nizhinski, Gustave Moreau, la famosa bailarina de can can La Goulue o el gran Degas.
Otra opción puede ser "ponerse en manos de profesionales" y acudir al Musée de Montmartre, situado en el nº 12 de la Rue Cortot, donde podremos diseñar una ruta con más elementos de juicio. A través de su página web podemos investigar sobre su historia y colecciones:
Si se rebusca, se encuentran otros muchos lugares interesantes y refejos de esta época: cafés, librerias, otras calles... Esta es una de las muchas opciones de las que se puede disfrutar en Montmartre. Un barrio que cambió la historia y la concepción del arte, y afianzó la capitalidad de la cultura en París. Para terminar una nueva imagen, que refeja perfectamente esa fusión entre ultimísima vanguardia en un barrio parisino, arrabalero y pueberino, que fue convirtiéndose en santuario para los amantes de la vida bohemia y artística.
"Naturaleza muerta y paisaje - Place Ravignan" del español Juan Gris en el año 1915 (Museo de Arte de Filadelfia)
Genial carie!!! Genial esa aproximación al bullicio artístico de Montmatre!!! La modernidad parisina arranca con la muerte de Victor Hugo y con el ánsia de romper con todo vínculo de dominación germánica, intentando crear un mundo puramente francés, lejos de culquier identificación y dependencia exterior. Es un momento genial... Deberíamos haber nacido un siglo antes!!!!!!
ResponderEliminarpor cierto... a mi me encanta el contraste de la modernidad VS el primitivsmo. Esa modernidad consagrada que choca de frente con el ansia colonial, el ansia de salir fuera, la idea de viaje, de lo exótico, de lo genuino, de lo salvaje... como veremos en las obras de Gauguin y sin ir más lejos en las archiconocidas "Señoritas de Avignon" de Picasso. Esa magnífica modernidad que a veces nos crea una relación de amor-odio y que, en determinados momentos, nos hace buscar vías de escape, en este caso, con un retorno al orígen más salvaje. :)
ResponderEliminarPrimitivismo vs Mundo Occidental... eso es justamente lo que trabajaré para noviembre! Adivinas sobre que país?...
ResponderEliminarMuchas gracias Sara por los comentarios!