lunes, 31 de octubre de 2011

París revolucionado: Mayo del 68

Esta será nuestra última aproximación a la ciudad de París. Un último enfoque muy especial, y que a día de hoy puede resultar de mucho interés (o no). Un nuevo viaje a la capital francesa, que de nuevo se traza en paralelo al desarrollo de la cultura parisina, pero que en este caso se imbrica con otras categorías: La historia, la sociedad, el pensamiento, la política... el ser humano, en uno de los procesos del último siglo que más han influído hasta la actualidad.

Noviembre de 2011, España, la situación de crisis sigue latente: precariedad, inseguridad, paro enquistado y congénito acuciado por los privilegios de unos pocos, injusticia social y política, frustración... Son características que la sociedad del momento reconoce en su propio devenir. A través de la prensa, televisión o en persona, todos hemos vivido este año un gran movimiento reivindicativo ciudadano, que ha reconciliado a la juventud con su propia rebeldía e inconformismo. Muchos jóvenes nos hemos cansado a escuchar: "La juventud de hoy en día no sabe lo que hace", "Los jóvenes no se preocupan de su futuro"... y sí, es cierto, la mayoría de la juventud hemos dormido aletargados durante mucho tiempo. Movimientos globales de protesta como 15M, han hecho que gran parte de la población exprese su parecer, se sienta de nuevo protagonista y actor de su propia vida, sin resignarse o evadirse desde una postura ausente o secundaria. Esta disconformidad latente en los jóvenes, es heredera de la lucha ejercida por las juventudes de otros tiempos, en especial de la que hoy tratamos.


¿Hay mucha diferencia?

Decir Mayo del 68 es pensar en París. Un proceso apasionante y apasionado, muy interesante desde los estudios sociales y culturales y que merece contar con un recorrido por la ciudad que engendró la revuelta estudiantil por antonomasia. Nos acercaremos a sus escenarios, que en la mayoría son ya viejos conocidos de los tour turísticos parisinos, desde otro enfoque. Para estrechar un poco el escenario, en su mayoría hablaremos de escenarios de uno de los barrios más céntricos de París: Le Quartier Latin o Barrio Latino. A orillas del Sena, desde el medievo alojó a los estudiantes de la Sorbona, la perla de más renombre de las universidades francesas. Un barrio íntimamente ligado con Montparnasse, al que desbrozábamos la semana pasada y con el que tiene que establecerse un fluído diálogo: Dejábamos Montparnasse en el horizonte de la Segunda Guerra Mundial, época de ocupación nazi y de consiguiente liberación aliada, que sin lugar a dudas afectó a la Francia resultante: Época de inseguridades y miedos, que provocaron gobiernos de trazo conservador, teñidos de un marcado caracter paternalista. La recuperación tras la guerra a través de la oficialización del capitalismo, provocó una temporal época de bonanza económica durante la década de los 50, que a finales de los 60 empezaba a desmoronarse. Un desmoronamiento no solo económico, todas las esferas empezaban a mostrar características irreconciliables: La consolidación de una cultura adolescente propia con ídolos e ideales propios, el cuestionamiento de la moral burguesa gaullista, liberación sexual, el desarrollo del nivel intelectual de las masas estudiantiles, el movimiento hippy, el antiimperialismo (Guerras de Vietnam, Indochina, Argelia...), la influencia de eminencias de la cultura existencialista o izquierdista como Jean Paul Sartre, el crecimiento del sindicalismo obrero... Inapetencia y desprecio ante la herencia que auguraban los jóvenes, de un mundo, una Francia y un París que no reconocían como suyo. Se va fraguando un movimiento, revolucionario en sus ideales pero no en sus acciones, que hoy debemos tener muy presente.

Para empezar, lo haremos fuera del efervescente centro de la capital, lo haremos a las afueras, en la Universidad de Nanterre. Actualmente es el segundo centro universitario más grande de Francia, creada en 1964 para descongestionar de alumnado a la atrayente Sorbona. La universidad surgió en un ambiente de marginalidad y chabolismo que infuyeron en el pensamiento estudiantil. Pobreza y precariedad resultante del éxodo a la metrópoli, tanto rural como colonial que contrastaba con el ambiente cultural universitario. La Facultad de Letras, fue la más proclive a la rebelión y a la respuesta: antiimperialistas, anticapitalistas, feministas, neomarxistas, troskistas, maoístas... La chispa surge el 8 de enero de 1968, cuando el Ministro de Juventud y Deporte es increpado por los estudiantes, liderados por Daniel Cohn-Bendit, conocido a partir de ese momento como Danny el Rojo y que fue uno de los rostros más visibles de la revuelta. El 22 de marzo protagoniza junto a otros estudiantes, intelectuales y profesores el primer encierro, que provocó la posterior intervención policial y el cierre de la universidad. Vemos por tanto como el germen de esta "revolución parisina" se llevó a cabo en la periferia. Hoy puede visitarse facilmente, a unos veinte minutos del centro utilizando el metro.


Grupo de estudiantes (Danny el Rojo en el centro) en la Universidad de Nanterre, entonando "La Internacional" en presencia de la policía. (Foto: AFP)

La Sorbonne es el centro estudiantil más representativo de París y toda Francia, durante mucho tiempo una de las universidades más prestigiosas del mundo occidental, donde se han forjado grandes personajes de la ciencia, el saber y la cultura desde sus orígenes, a mediados del siglo XIII. Las reivindicaciones del mayo francés se extendieron enseguida a la capital, teniendo La Sorbona como sede, centro neurálgico y símbolo. El 3 de mayo empiezan las manifestaciones y ocupaciones de la Plaza de la Sorbona, que hoy podemos visitar, y que fue el escenario de las primeras grandes represiones policiales contra los estudiantes. El cierre de la misma por las intituciones y el poder político sirvió como símbolo aglutinador de la población descontenta.


Place de la Sorbonne durante el Mayo francés. (Foto: AFP)

Las calles del Barrio Latino estan en plena combustión liberalizadora. La presión y represión policiales provocan que gran parte de la población parisina apoye las revueltas de los jóvenes, que cada vez más aumentan de número, filiación y extensión. Con el tiempo, lo que en principio era una protesta educativa y administrativa, termino por confrontar dos estilos de vida, diametramente opuestos. Sus eslóganes, iniciativas y peticiones fueron plasmadas en las calles, pintadas callejeras en paredes que reflejan a día de hoy la efervescencia ideológica y cultural de los jóvenes, y que nos evidencia lo utópico de muchas de ellas: "Nuestra esperanza sólo puede venir de los sin esperanza", "Decreto el estado de felicidad permanente", "Cambiar la vida. Transformar la sociedad", "Mis deseos son la realidad", "La imaginación toma el poder", "No puede volver a dormir tranquilo aquel que una vez abrió los ojos", "Olvídense de todo lo que han aprendido. Comiencen a soñar", "Cuanto más hago el amor, más ganas tengo de hacer la revolución. Cuanto más hago la revolución, más ganas tengo de hacer el amor", "La sociedad es una flor carnívora" o "Sean realistas: pidan lo imposible".


Grafitti del Mayo del 68 en las calles de París

Otro de los grandes puntos centrales de la protesta fue el Boulevard Saint Michel, donde la noche del 10 de mayo se lleva a cabo la llamada "Noche de las Barricadas" empezando una guerra campal en las calles, con un gran número de heridos tras una de las cargas policiales más brutales, ejempificado tras la llegada de carros blindados al día siguiente. Este céntrico hilo comunicador nos sirve a la perfección para hablar de los soportes culturales de estos jóvenes, protagonistas del movimiento. A nivel filosófico varias obras y autores fueron protagonistas: Wilhelm Reich y su manifiesto "La revolución sexual", Marcuse con "El hombre unidimensional", publicado en Francia en 1964, Vaneigem y su "Traité de savoir-vivre à l'usage des jeunes générations" de 1967, Bordieu y Passeron publicaban en 1965 "Les étudiants et leurs études" que sirvieron como aglutinante a las reivindicaciones educativas...`Pero quizás sea Jean Paul Sartre el nombre propio más característico. Sus pensamientos resumen a la perfección lo que fue este movimiento, brindando desde el principio su apoyo e influencia a los jóvenes idealistas: "No existe ninguna razón para preparar la felicidad del día de mañana al precio de la injusticia, la opresión o la miseria hoy. Lo que se requiere es un cambio inmediato".
Quizás un buen lugar para sumergirse en la lectura de estos autores sea la cercana y universitaria Bibliotèque Sainte Geneviève, construída en el siglo XIX sobre terrenos de un antiguo monasterio y el Collège Montaigu, donde se alojaron personalidades como Erasmo de Rotterdam, Calvino o Ignacio de Loyola. Lugar que invita a la investigación y el estudio en un marco incomparable.


Jean Paul Sartre junto a los estudiantes en Mayo del 68 (Foto: G.Peters/Zardoya)



Bibliotèque Sainte Geneviève

¿El alcance directo de Mayo del 68 en la política o economía francesa de 1968? quizás ninguno. Pero la repercusión que tendrá para generaciones posteriores será valiosísima. Los gobiernos, a partir de manifestaciones de este tipo empezarán a contar con el importante grupo estudiantil, unas veces complaciendo sus reivindicaciones, otras veces pasando su larga mano por el lomo del animal salvaje en letargo, otras con más recelo y otras con auténtico miedo. La juventud de generaciones posteriores pareció olvidar hechos como estos, y por eso, un paseo por el París del 68 puede remediar este error.

Acabaremos con música, dos muestras de los temas más paradigmáticos para esos revolucionarios y utópicos jóvenes. En primer lugar, el que se convirtió en himno de los insurrectos: Jacques Lanzmann y "Il est cinq heures Paris s'éveille"


La Marsellesa, el viejo himno revolucionario francés de 1789, será reutilizado por los estudiantes, que volverán a darle su sentido primigenio, siendo junto a La Internacional de los más escuchados. Esta versión de la Marsellesa esta presente en el biopic sobre  Edith Piaf ("La vie en rose", 2007, Olivier Dahan), que aunque no podemos encuadrarla como revolucionaria, sigue siendo la punta del iceberg de la canción francesa de manera internacional en nuestros días.



Finalmente, recomendar a todos los lectores el visionado de la película "Soñadores" de Bernardo Bertolucci (2003), una cinta que nos introduce perfectamente en la vorágine intelectual, reivindicativa, revolucionaria e idealista de la juventud estudiantil parisina, una juventud, a la que la actual debe seguir acercándose.



SEAMOS REALISTAS: PIDAMOS LO IMPOSIBLE!

sábado, 22 de octubre de 2011

El París de la vanguardia artística (II): Montparnasse

La semana pasada trazábamos las urdimbres para personalizar una visita a Montmartre, el barrio artístico por antonomasia de París. Partiamos desde una ecuación con muchos datos al descubierto, pues de una manera u otra, la mayoría conoce la existencia del barrio del Moulin Rouge y el Sacré Coeur o se hace una idea tras haber visto las aventuras y desventuras de Amélie de Jean-Pierre Jeunet (2001). Pero la vanguardia artística, la revolución, el cambio... no solo es Montmartre. Hoy pretendemos llegar a ese otro gran núcleo de creación artística, de una segunda generación de artistas, que por tanto, debía y necesitaba diferenciarse de los precedentes y que no tiene la fama y el reconocimiento del anterior.

Hablamos de Montparnasse. Su nombre ya hace referencia a este orígen, al Monte Parnaso de la tradición mítica de la Grecia Clásica, donde vivían las nueve diosas de la inspiración artística en todas sus especialidades: Las Musas. Este certero nombre fue acuñado desde los orígenes del barrio, ya en el siglo XVII, cuando Montparnasse servía de alojamiento a muchos de los estudiantes de la Sorbona. Ya en el siglo XVIII el monte inicial fue nivelado, dándose al barrio la imagen que tiene actualmente.

¿Quién pobló este barrio?, ¿Por qué se abandonó Montmartre? (Sí es que se abandono alguna vez)...

Tenemos que entender el efecto Montparnasse del mismo modo que el efecto Montmartre: Una nueva generación, un nuevo espíritu, que ha bebido de la vanguardia fraguada en Montmartre pero que necesita y anhela formar su propio universo artístico. Se reconoce y admira el trabajo de la generación vanguardista anterior, pero se buscan nuevos horizontes, nuevas barreras que romper y nuevos límites que cambiar. Montmartre, sigue albergando artistas, pero en cierto modo, sus habitantes se han ido aburguesando a medida que han ido prosperando y consiguiendo reconocimiento internacional. El nuevo centro de inspiración artístico parisino también recibirá a artistas "montmartrinos" como Picasso, pero este barrio acuñó artistas de la talla de Ossip Zadkine, Marc Chagall, Max Jacob, Lipchitz, Modigliani, Max Ernst, Marcel Duchamp, Diego Rivera (futuro marido de Frida Kahlo), los hermanos suizos Giacometti, Henry Miller, André Breton, Buñuel o el gran Dalí. De una forma un poco "heterodoxa" podemos decir que Montmartre forjó el Cubismo y Montparnasse se encargó del Surrealismo.

El nexo de unión de este paraíso creativo, en medio de la gran capital, es el gran Boulevard Montparnasse, el verdadero eje de la vida en el barrio, a través del cual se articulan todos los escenarios donde se protagonizó la segunda gran oleada vanguardista parisina. Otra gran arteria de la zona es el Boulevard Raspail.


Sur le Boulevard Montparnasse de Marthe Orant  en 1930 (Galerie Etienne Sassi de París)

Es el París de los Cafés, los restaurantes y Creperies, de los bares y las salas de fiesta. Hoy en día se conservan la mayoría, pudiendo visitar y revivir estos años. Empezamos por el Café de la Rotonde, quizás el más visible y reconocible por el gran público. Está situado en Carrefour Vavin, haciendo esquina con el Boulevard Montparnasse. Victor Libion lo fundó en 1910, y hasta la actualidad ha querido mantener ese aspecto bohemio, reflejo de su época dorada. Entre sus muros se presentó Modigliani a la artista inglesa Nina Hamnett en 1914: "Modigliani, pintor y judío". El incombustible Picasso y los mexicanos Rivera o Cantú fueron visitantes asiduos, como el japonés Tsuguharu Foujita, cuya presencia era exótica hasta para los vanguardistas, consiguiendo un notable éxito. Este japonés tenía su estudio en la Rue Delambre nº 5 y se convertirá en íntimo amigo de Matisse o Picasso, entrando en contacto con artistas de todo signo, como en el caso de la bailarina norteamericana Isadora Duncan, de quien tomará lecciones de danza.


A la Rotonde de Foujita (1925)

Otros cafés literarios y artísticos importantes en Montparnasse son La Coupole o La Closerie des Lilas. En el cercano Boulevard de Saint Germain y su entorno podemos encontrar otros muchos locales de importancia, como pueden ser Café les Deux-Magots o La Brasserie Lipp. Terminaremos el recorrido por estos espacios tras caracterizar brevemente el santuario de la comunidad intelectual norteamericana en París: Le Sélect. Establecimiento que servía de punto de encuentro a escritores, pensadores y artistas americanos, emigrados a París en busca de libertad, huyendo de convencionalismos y el puritanismo estadounidense de principios de siglo y de la Ley Seca. Gracias a esta inmigración constante, París recibío a grandes personalidades. Es el caso de Gertrude Stein, enamorada de la vida que le ofertaba París, abandono su carrera de medicina y nunca volvió a EEUU, convirtiéndose en referente y protectora de la vanguardia artística desde 1905.


Gertrude Stein por Picasso en 1906 (MOMA New York)

Otra norteamericana influyente, que marcó el barrio donde vivió, fue Sylvia Beach. En 1919 creó la Librería "Shakespeare and Company", que se convirtió en el punto de encuentro de los grandes futuros literatos norteamericanos: Allí devoraban la nueva literatura inglesa que en EEUU no tenían opción de obtener, traducciones al inglés de obras internacionales... pero sobre todo, la ayuda y el apoyo de Beach a estos jóvenes y pobres autores: Ernest Hemingway, Scott Fitzgerald, Dos Passos... En París, Hemingway empezó a escribir "Fiesta" y Henry Miller la rompedora "Trópico de Cáncer". Este paraíso para la élite cultural anglo-americana cerró en 1941 tras la invasión alemana. Actualmente y desde 1957 existe una librería con el mismo nombre y filosofía en Rue Bucherie, fuera de Montparnasse y a unos pasos de Notre Dame. Podemos experiementar hoy en día ese mundo culto e intelectual, deambulando entre las montañas de libros o quizás disfrutando de una apacible lectura en uno de sus bancos exteriores.


Imagen de la actual librería "Shakespeare and Company"

Como broche final podemos visitar de nuevo un cementerio, quizás el más visitado de París. Sus importantes inquilinos dan al Cimetière de Montparnasse un status de obra de arte mastodóntica y casi inabarcable, pudiendo hacernos una idea de lo que París significa para el mundo de la cultura, el pensamiento y la ciencia. Podemos "visitar" y saciar el mitómano que todos llevamos dentro frente a las tumbas y cenotafios del científico Jean Claude Pascal, el existencialista Jean Paul Sartre, la escritora Simone de Beauvoir, el escultor rumano Brancusi, el geógrafo Vidal de la Blanche, el músico Camille Saint-Säens, Tristan Tzara, Ossip Zadkine... Un gran número de célébrités de todos los tiempos, que dan a Montparnasse su sitio dentro de los templos a la producción cultural que los turistas de la actualidad podemos visitar.


Tumba del poeta rumano Tristan Tzara (1896-1963) en Montparnasse

Un barrio habitado por grandes personalidades: Dalí y Buñuel dando sus primeros pasos hacia el Surrealismo, con proyectos tan conocidos como "Un chien andalou" (1929), Alexander Calder construyendo sus primeras obras de arte móviles, Isadora Duncan revolucionando el mundo de la danza, Gershwin proyectando "Un americano en París"... o figuras no tan conocidas, pero que son el ejemplo vivo de la esencia de este París: La reina indiscutible de este mundo de locos y avanzados creadores, Kiki de Montparnasse (1901-1953). Audaz, atrevida, musa y reina indiscutible del ambiente de vanguardia. Retratada y pintada en infinidad de ocasiones por autores como Picabia, Kisling, Gargallo o Man Ray, con el que tuvo un apasionado y truculento romance. En 1924 su amante y gran descubridor le hizo la fotografía Le violon d'Ingres, una de las obras más paradigmáticas para ambos. Cantaba, pintaba, escribía... llegó a realizar una exposición con su obra en 1927, a la que acudió todo Montparnasse. Hemingway escribió sobre ella: ..."Kiki reinó en esta era de Montparnasse con mucha más fuerza de la que nunca fue capaz la reina Victoria a lo largo de toda su existencia"...


Le violon d'Ingres de Man Ray en 1924 (The J.Paul Getty Museum, L.A.)

El fin del esplendor de Kiki y de su adorado Montparnasse es parejo. Las sombras de la Segunda Guerra Mundial arruinaron ese ambiente mimético y cosmopolita que se respiraba en el París de entreguerras. Los extranjeros huyeron a sus países, y los franceses se ocultaron y dispersaron por la ciudad. La entrada de las tropas nazis en la capital del Sena puede verse como el fin de este mundo montparniano. Kiki murió en 1953, destruída por los excesos y los anhelos de volver al pasado, cantaba las canciones que unas décadas antes la habían encumbrado por los cafés de Montparnasse, unos lugares extraños para ella, donde era una vagabunda más a la que nadie prestaba atención. Canciones alegres, desenfadas y atrevidas, que podemos encontrar en discos como "Kiki Chante" (2008) y que sirven como broche final para esta época dorada de la cultura. No será el fin de la capitalidad cultural que ostenta París, pero lo magnífico de los resultados hace irremplazable a esta generación de artistas afincados en el Monte Parnaso, el hogar de las Musas.


Kiki de Montparnasse canta "Lá-haut sur la butte"




domingo, 16 de octubre de 2011

El París de la vanguardia artística: Montmartre

Montmartre... inspiración, creación, intercambio, expresión... tradicionalmente, los artistas han llegado a este barrio en busca de estos condicionantes para desarrollar su arte...
En las primeras décadas del siglo XX se concentraron en París un gran grupo de artistas, de todos los campos y todas las corrientes: Postimpresionistas, modernistas, simbolistas, fauvistas, dadaístas, cubistas, futuristas, expresionistas, surrealistas... Gauguin, Cézanne, Satie, Munch, Apollinaire, Picasso, Matisse, Modigliani, Derain, Braque, Gris, Duchamp, Ravel, De Chirico, Eluard, Archipenko, Miró, Man Ray, Dalí... Pintura, poesía, escultura, música... y orígenes muy distintos pero el mismo objetivo: La búsqueda artística en el París de Montmartre.

En todo viaje a París se ha visitado Montmartre, una visita que seguramente ha girado en los hitos más reconocibles, y que sin duda merece la pena visitar: La Plaza de los pintores Place du Tertre, La Basílica de Sacré-Cœur y Le Moulin Rouge. Visitar estos puntos es fundamental, pero si queremos hacernos una imagen mucho más completa de ese París bohemio y descastado de los artistas de principios del siglo XX, tenemos que adentrarnos más de lleno en el barrio, y mirar hacia nuestro alrededor...

Empieza nuestro recorrido por Place des Abbesses, a la que llegamos a través del Métro, primer elemento a tener en cuenta. Además de ser la forma más rápida para moverse por la mastodóntica capital, el metro nos sirve como aglutinante, al ser inaugurado en 1900, el despertar de un nuevo siglo y en el ambiente de la Exposición Universal, que si bien no llegó a Montmartre, influyó en el desarrollo y la vida parisina. Esta parada es una de las pocas realizaciones modernistas que realizó Pierre Guimard en metal y con decoración abstracto-floral.

Estación de Metro Abbesses obra de Guimard

Place du Tertre, la turística, guarda infinidad de información sobre este París vanguardista. En una esquina de la plaza con Rue Cortot se alojó el pintor Émile Bernard, alumno de Toulouse-Lautrec y de Gauguin. También vivió en esta plaza la artista Suzanne Valadon, modelo, conocida de Renoir y Toulouse-Lautrec y madre del también pintor Maurice Utrillo, que pintó un cuadro evocando la plaza en 1909-1910. En esta plaza también vivió el genial compositor Erik Satie, colaborador en infinidad de procesos artísticos completos de vanguardia, que englobaban pintura, música, baile...

La "Place du Tertre" según Utrillo en 1909-1910 (Tate Modern, Londres)

Pero hay otra plaza en Montmartre que merece atención. Place Émile-Goudeau, ni más ni menos que el lugar donde se estableció una de las "sedes" de esta renovación artística: Le Bateau-Lavoir. Casa de alquiler por habitaciones que paulatinamente se fue llenando de estos renovadores pintores, aunando la vida pobre y en ocasiones miserable, con la libertad y la inmersión en un ambiente artístico total. Picasso llegó en 1904, y allí es donde pintó sus archiconocidas Señoritas de Aviñón, inicio del cubismo en 1907. Más adelante llegó el también español Juan Gris, el francés George Braque, el rumano Brancusi o el italiano Modigliani, entre otros muchos. Se crea el trinomio Picasso/Gris/Braque, la piedra angular de la vanguardia cubista. Compartían experiencias, proyectos y problemas en las sucias habitaciones de Bateau-Lavoir: Sin electricidad, ni gas y con un único lavabo para todos los artísticos inquilinos. Un lugar mítico para el mundo del arte, que fue destruído en 1970 por un incendio, reconstruído por Claude Charpentier, sirviendo en la actualidad como residencia para artistas extranjeros.

Picasso en su estudio en Bateau Lavoir en 1908 junto a "Las Señoritas de Aviñón", obra que pintó en ese mismo estudio un año antes (MOMA New York)

Sí seguimos nuestra visita por Rue Lepic encontraremos una calle inmersa también en este mundillo: en el número 54 vivieron Vincent Van Gogh y su hermano Théo. También encontramos Le Moulin de la Gallete, un molino de viento del siglo XVII que fue reutilizado a finales del XIX como Salón de Bailes y Fiestas de las clases populares, a donde acudían los artistas afincados en Montmartre. El impresionista Renoir es el que dejó la imagen más popular de este lugar, pero Toulouse-Lautrec y Picasso también lo inmortalizaron.

"Le Moulin de la Gallete" de Picasso en 1900 (Museo Guggenheim)

El mítico Moulin de la Gallete esta cerrado al público, no pudiendo acceder a uno de los escenarios de ocio y diversión que Montmartre ofertaba a la vanguardia artística del momento. En cambio, sí podemos respirar la atmosfera de la época en Cabaret Lapin Agile, el cabaret más antiguo de París y que sigue conservando los espectáculos y la música de la época dorada, cuando los visitantes eran personajes de la talla de Apollinaire, Utrillo, Max Jacob y el siempre presente Picasso.
Para conseguir una mejor ambientación podemos escuchar Au Lapin Agile: Le doyen des cabarets de Montmartre, proyecto a la venta desde este año, que reune en cuatro discos infinidad de canciones pícaras, alegres y desenfadadas.

Imagen de una velada nocturna del Cabaret Lapin Agile. Podemos ver a Père Frédè, director del cabaret, tocando la guitarra.

Interesante paseo por uno de los barrios de la cultura más importantes de la capital francesa que podemos completar con la visita al Cementerio de Montmartre, agradable templo improvisado hacia la cultura mundial, pues entre sus muros descansan celebridades de la talla de Émile Zola (descansaba, pues fue trasladado al Panteón), el bailarín ruso Nizhinski, Gustave Moreau, la famosa bailarina de can can La Goulue o el gran Degas.
Otra opción puede ser "ponerse en manos de profesionales" y acudir al Musée de Montmartre, situado en el nº 12 de la Rue Cortot, donde podremos diseñar una ruta con más elementos de juicio. A través de su página web podemos investigar sobre su historia y colecciones:


Si se rebusca, se encuentran otros muchos lugares interesantes y refejos de esta época: cafés, librerias, otras calles... Esta es una de las muchas opciones de las que se puede disfrutar en Montmartre. Un barrio que cambió la historia y la concepción del arte, y afianzó la capitalidad de la cultura en París. Para terminar una nueva imagen, que refeja perfectamente esa fusión entre ultimísima vanguardia en un barrio parisino, arrabalero y pueberino, que fue convirtiéndose en santuario para los amantes de la vida bohemia y artística.


"Naturaleza muerta y paisaje - Place Ravignan" del español Juan Gris en el año 1915 (Museo de Arte de Filadelfia)

sábado, 8 de octubre de 2011

París, capital de la danza.

La primera imagen sobre la capital francesa, vista desde la óptica de la historia cultural... va a estar un poco alejada de los recorridos artísticos más representativos: El París del neoclásico postrevolucionario,  El París dadá o surrealista, El París de Auguste Rodin... Nos acercamos desde un arte que tradicionalmente queda marginado  por el turismo, y que encuentra en París la ocasión perfecta para hacerse visible y atractivo ante los viajeros de todo el mundo.
Se puede decir que París es una de las capitales mundiales de la danza, uno de los centros neurálgicos en cuanto a creación, producción y tradición de espectáculos, que en el caso parisino se imbrica con otros muchos rasgos culturales y artísticos, ofreciendo una oferta nada desdeñable.

La creación de la primera Academia de Danza Clásica del mundo fue en París en el año 1713 (École de danse de l'Académie Royale de Musique), con el objetivo de dotar de un mecanismo autoabastecedor de bailarines a la Ópera de París... Dos años antes de su muerte, una de las personalidades políticas francesas por antonomasia, se preocupaba de la fundación de esta institución que marcaría la evolución de la danza: Ni más ni menos, el Rey Sol, el abanderado del absolutismo y el centralismo monárquico; el rey Luís XIV. Este tenía dos grandes hobbies que aún hoy se evidencian en París: Su inmenso afán constructivo y su pasión por el baile. Su gusto por la danza provocó que esta se profesionalizara y se afrancesara. Pero no un gusto meramente visual, al contrario, se dice que Luís XIV era uno de los mejores bailarines franceses de su época (Imaginamos que se trata de una mentirijilla regia) y participó en los numerosos espectáculos que se diseñaban para ser representados en los salones o los jardines de Versalles por músicos de renombre, como Lully. Para ampliar más sobre este asunto, se puede ver la película Le Roi Danse (2000) del belga Gérard Corbiau.


                               Modelo de figurín de Apolo para Luís XIV en el Ballet Royal de la Nuit de 1653.


                                                                     
                                                                     Le Roi Danse (2000)   
                                                                            
Vemos como desde bien temprano, París se irá formulando como uno de los centros neurálgicos de la danza a nivel internacional, a lo largo de los siglos XVIII y XIX se consolida esa posición, que se verá aún más engrandecida a partir del siglo XX. Muchos teatros son creados, con diferentes motivos y para abergar la incesante oferta danzística parisina, y que en muchos casos siguen conformando actualmente ese conjunto de templos quasi sagrados que todos los bailarines sueñan con pisar.

El momento de más esplendor de la danza en París es la llegada de dos agentes: El vanguardismo y el Ballet Ruso. La mezcla de este binomio da uno de los resultados más famosos de la historia del baile: Les Ballets Russes de Diaghilev. Fundada en 1907 por componentes del Ballet Imperial del Teatro Mariinsky de San Petersburgo, dirigida por Diaghilev y coreografiada por el inmenso Marius Petipa. En 1911 se independizará y se establecerá en París, siendo la capital francesa una testigo de excepción ante la renovación, la pasión, la controversia y la polémica que esta compañia destiló hasta 1929.
Los Ballets Rusos se convirtieron en ejemplo de toda la creación artística que englobaba la ciudad. Puso en relación a artistas de muy variadas corrientes y disciplinas, que engrandeció el producto ofertado: Bailarines de la talla de Anna Pávlova o Vátslav Nizhinski, músicos como Tchaikovsky, Stravinsky o Ravel, coreógrafos como Balanchine o Fokine y escenografías diseñadas por artistas como Matisse o Giorgio de Chirico. Un ejemplo quizás haga más visible el alcance y el nivel de esta obra de arte total: En 1917 se estrenaba en el Théâtre du Châtelet el Ballet Parade, poema de Jean Cocteau musicalizado por el compositor Erik Satie, coreografiado por Massine y el diseño de Picasso...
La compañia presentaba novedades, fraguaba la pura técnica de la danza clásica con el fuerte temperamento y personalidad eslava junto a la originalidad y creatividad vanguardista. Títulos como El pájaro de fuego, La consagración de la Primavera, Petrushka... fueron presentados por primera vez en las tablas de los siguientes teatros parisinos: 



Cartel hecho por Picasso en 1920 para los Ballets Russes.

Ópera Garnier, uno de los centros que conforma la Ópera Nacional de París. El más espectacular y visible de los escenarios, hasta su inauguración en 1875 la Ópera y Ballet había tenido trece sedes distintas. Esta construcción esta enmarcada dentro de la renovación constructiva de mediados del siglo XIX, y es un ejemplo perfecto de los cambios que sufrió la ciudad. Su visita es un agradabe paseo en uno de los grandes templos de la danza mundial. En la actualidad la Ópera Garnier se complementa con la Ópera Bastille, construída en la famosa plaza símbolo de la libertad en 1989, bicentenario de la Revolución Francesa. La película-documental La Danse (2009) de Frederick Wiseman, nos hace un recorrido desde dentro por los entresijos del Ballet Nacional, y los escenarios descritos, siendo una buena herramienta para acercarse por primera vez a la danza. La Ópera Bastille a primera vista se encuadra como antítesis del Palais Garnier, repirándose contemporaneidad y renovación. a información de ámbos centros se encuentra en esta web: http://www.operadeparis.fr/



                                                                      La Danse (2009) 

Théâtre du Châtelet, Otro gran escenario decimonónico que ha visto actuar a grandes genios de la música y la danza y que oferta anualmente espectáculos de primera línea. Este teatro queda bien retratado por fuera y por dentro en la película Le Concert (2009) de Radu Mihaileanu. A través de la web puede ampliarse la información: http://www.chatelet-theatre.com/

Théâtre des Champs-Élysées, Edificio Art Decó, inaugurado en 1913, sede de los Ballets Rusos durante mucho tiempo. Entre sus muros se estrenó La Consagración de la Primavera, rotundo fracaso de crítica y público, potenciado por lo novedoso de la temática y el lenguaje expresivo, que tiempo despues fue revisado y justamente valorado como obra maestra de la música y la danza, http://www.theatrechampselysees.fr/

Otros centros interesantes son el Théâtre Mogador ( http://www.mogador.net/ ) o el Odéon-Théâtre de l'Europe http://www.theatre-odeon.fr/ ).



Imagen de la Ópera Garnier a principios de siglo XX

A rítmo de Ballet, ya sea las notas más clásicas y dramáticas del Lago de los Cisnes o lo más innovador del Pájaro de Fuego de Stravinsky... sea como sea, París suena a DANZA!

sábado, 1 de octubre de 2011

El mes de OCTUBRE... PARÍS!

Sí... París, ya se... No por favor! Dadme una oportunidad! Esperad a que os presente el viaje que haremos por esa bella, pero aún así reiterada ciudad.
Todos hemos visitado París, o hemos leído sobre ella, hemos creado nuestra imagen propia, la hemos dibujado a través del cine, a través de estereotipos o imágenes populares: La ciudad del amor y de los enamorados, la ciudad de los sueños para los niños (El anhelado Eurodisney), la ciudad erótica por antonomasia...
Hay muchas formas de acercarse a la capital francesa, y de hecho lo ideal, es entremezclar los objetivos y distintas visiones: Desde el punto de vista más "típicamente turístico" con las colas para la Tour Eiffel o Notre Dame y los agobios frente a la Monalisa de Da Vinci, o plantear una alternativa que puede hacer de nuestra visita algo más especial.
París, capital de la cultura, a través de ese enfoque nos acercamos a la ciudad, desde el arte y sus convulsos cambios, afectando a la misma historia, la sociedad, la economía... El arte como reflejo de los cambios en París, Francia y el Mundo... Hubo un día, no muy lejano, donde todo lo que merecía ser conocido, aclamado o simplemente contemplado, debía pasar por París y sus innumerabes escenarios catalizadores, sus críticas, sus aplausos o sus abucheos. Desde el medievo, París dirigió en muchos momentos de la historia, el devenir artístico, formativo y científico de la Europa Moderna y Contemporánea... Algo que ha quedado reflejado en el París actual.

1. París, capital de la danza
2. El París de la vanguardia artística: Montmartre
3. El`París de la vanguardia artística (II): Montparnasse
4. El París revolucionario: Mayo del 68

Estos recorridos planteados de manera semanal, pretenden acercar brevemente aspectos culturales y artísticos relacionados con la Ciudad de la Luz, y así evidenciar que París es mucho más que Notre Dame, Eiffel, Louvre y Campos Elíseos.

Picasso, en las calles de París (1904)

Bienvenue mes amis! Bienvenue a Paris, la Ville-Lumière!